Gabriela

Un avión atraviesa el océano Atlántico a trece mil metros de altura, y tú, querida Gabriela, te encuentras a mi lado. Hemos esperado este viaje con tantas ansias que parece imposible que ahora estamos aquí tú y yo, juntos, sin nadie que nos interrumpa. No he querido decirte hacia donde nos dirigimos, pues pienso que será mucho más impactante cuando tú misma lo descubras.
Me acuerdo del día en que tuvimos nuestra primera cita. Había tanto nerviosismo en el ambiente… Parece que fue ayer cuando te pedí que fueras mi novia y tú aceptaste y nos dimos aquel beso… Y pensar que ya han pasado doce años. Por ese entonces éramos unos adolescentes soñadores que pensábamos que estaríamos toda la vida juntos… y en cierta forma es verdad.
Acabamos de aterrizar en la Península Ibérica, querida Gabriela, el lugar al que querías viajar para disfrutar de nuestra luna de miel…
“Cuando tú y yo nos casemos, vamos a tener una luna de miel especial, única… y me vas a llevar a Portimão, y allí vamos a encargarnos de tener ese hijo que tanto queremos…”
Esta playa, esta brisa y esta maravillosa compañía… Portimão siempre tendrá algo de ti, querida amante, Gabriela: Te quero.
Adiós, Portugal. Cuando estudiabas de niña a los faraones egipcios, siempre quisiste pisar la tierra por la que un día caminó Cleopatra… Me pregunto qué sientes ahora que estás aquí, en Egipto, contemplando el lugar que un día contempló la hermosa Cleopatra. Guárdate este recuerdo, mi único amor, Gabriela: Ana baħébbik.
Hemos pasado unos días maravillosos, pero ahora hemos cambiado de país mi fiel compañera. Estamos en Arreau, la localidad francesa en la que nació tu madre. Siempre la quisiste tanto, y ahora, en el cementerio, cuando un suave viento roza mi rostro, sé que siempre estaréis unidas. Gabriela: Je t’aime.
Volvemos a trasladarnos de lugar, tal y como a ti te gusta. Nunca supe el porqué del empeño que pusiste aquel día por girar la bola del mundo y elegir un país a donde viajar, pero recuerdo perfectamente que era la bella Toscana de Italia, y, tal y como te prometí, aquí estamos. Grosseto, situado al sur, fue la ciudad que más te llamó la tención, y ahora, sé el por qué. Querida novia, siempre formarás parte de Grosseto y de Italia, Gabriela: Ti amo.
“Amor, ¿tú cómo crees que se verá el mar Mediterráneo desde Mykonos? Debe de ser algo mágico… y debes sentir la presencia de todos los dioses y diosas griegas…”
Esa mujer soñadora… esta mujer que eres Gabriela, es de la que siempre estaré locamente enamorado. ¿Notas la presencia de esos dioses? ¿Ves la maravillosa vista de este mar que parece infinito?, Gabriela: S’agapo .
“¿Qué se pide en este tipo de restaurantes? El pollo al limón me tienta, pero, ¿qué es un rollito de primavera?”
Esa naturalidad con qué preguntas todo, incluso las cosas que tú pareces conocer, es una de las miles de cosas que me gustan de ti, querida Gabriela.
“Un rollito de primavera es un rollo elaborado con una pasta rellena de diferentes verduras y algo de carne picada. Seguro que te encantará”
Y te encantó, y desde ese día quisiste venir aquí, a China, para comprobar si los rollitos serían iguales. ¿Qué me dices del sabor, amor mío? Siempre te pertenecerá, Gabriela: Wo ai ni .
Recuerdo nuestra primera visita al museo del Louvre. “¿Qué hace un grupo de japoneses mirando ese cuadro? Prométeme que un día iremos a Japón y ellos se preguntarán que hacen una pareja de españoles mirando lo más simple que nos encontremos, por favor” Con esa carita de ángel, ¿quién te iba a decir que no? Y aquí, tal y como te prometí nos encontramos. Mira todo con detenimiento querida Gabriela. ¿Ves cómo nos miran esos japoneses de allí? Este momento es solo tuyo, Gabriela: Ai shiteru.
Y, ¿qué me dices de la cultura de Indonesia? Siempre sentiste curiosidad por el Imperio Majapahit y ahora, por fin, podrás conocer a sus descendientes… Todos ellos ahora llevan algo de ti, porque todo el mundo que te conoce, siente desde la primera mirada que eres maravillosa, Gabriela: Saya cinta padamu.
Nunca pudiste hablar el inglés con total fluidez, pero era un idioma que te apasionaba.
“Es que por más que estudio no apruebo; por más que escucho mil veces el diálogo, no lo puedo pronunciar, y…”
Y las lágrimas comenzaron a brotar de tus ojos. Lo que más me gusta de ti, querida Gabriela, es que a pesar de todo, nunca te rindes. Tienes esa fuerza que muchos querrían tener. Ahora hemos viajado a esa ciudad: Nueva York. Aprenderás el inglés cueste lo que cueste, porque tú y yo sabemos que cuando te propones algo, terminas lográndolo. Aquí dejarás algo de ti y estoy seguro de que aprenderás el idioma que tanto ansías por completo. Gabriela: I love you.
Nuestro último destino, mi amada Gabriela, es nuestro país natal, España. ¿Te recuerda algo especial la provincia de Zamora? ¿Más concretamente el Lago de Sanabria? Por supuesto que lo recuerdas…
“Siempre he oído decir que todos tenemos una media naranja, alguien que nos complementa, alguien con el que siempre estamos dispuestos a pasar el resto de nuestra vida. ¿Sabes qué? Que yo ya la he encontrado. Ya te he encontrado, y no pienso dejarte ir nunca”
Y nunca lo hiciste, querida Gabriela. Aquí, sentado en el lugar donde nos juramos amor eterno, recordaré nuestra historia, una y mil veces, hasta que mi luz se apague, mientras tú extiendes tus alas y vuelas como un ángel, como lo que siempre fuiste y eres, aunque tú no te dieses cuenta, Gabriela: Te amo.
0 Responses